Datos Historicos
Detalle Adiós a Manolo Murcia, defensa del Hércules de rompe y rasga Año 2025
Seccion Deportes y Toros - Futbol
El futbolista alicantino perteneció a la entidad blanquiazul entre los años sesenta y setenta y ha fallecido a los 80 años en Aigües.
Informacion Adicional
Ramón Pérez:
Marzo de 1969, el Hércules de Ortega busca a la desesperada salir del barrizal de la Tercera División. Enfrente el Albacete, también bien clasificado. El conjunto manchego, que juega en casa, se adelanta en el marcador, pero los alicantinos voltearán el marcador con goles de Araújo y Matas. En una de ésas, el árbitro expulsa a un fubolista local por una patada, luego a otro. La grada se cabrea, salta al terreno de juego y se desata un caos en el que poco tiene que ver el Hércules. Saltan las fuerzas públicas, un enajenado le mete un banquetazo a Parreño, el portero suplente del Hércules, que cae al suelo. El árbitro, envalentonado, se encara con varios hinchas. Cuando uno de ellos se dispone a agredirlo, los herculanos Murcia y Escribano se interponen en el camino y salvan a un colegiado que, acto seguido, lanza improperios a los agentes de la autoridad. Por ello será llevado a la comisaría y puesto a disposición judicial. Pero ésa es otra historia.
Murcia, uno de los jugadores que se jugaron el tipo por salvar al árbitro, era el defensa central de aquel Hércules de finales de los sesenta. Un zaguero expeditivo, como todos en la época, máxime en aquella categoría en la que cayó el club alicantino, pero todo corazón. Manolo Murcia Ibáñez nació en 1944 en Alicante, comenzó a jugar en el equipo de Benalúa, bajo el amparo de la parroquia del barrio, como tantos otros chavales. Ya de joven pasaría al Hércules, al que llamó la atención por su fuerza como extremo, pero en seguida le fueron retrasando la posición hasta convertise en un firme valor como lateral y central.
En la 64-65 debutó con el primer equipo blanquiazul y los dos años siguientes se curtió en el Alicante. Regresó al Hércules para la 67-68 aunque cuando más jugó fue en las dos temporadas de Tercera (68-69 y 69-70). Indiscutible entonces en el centro de la retaguardia, fue titular en el ansiado ascenso a Segunda celebrado en El Sadar navarro, rodeado de jugadores como Humberto, Balbuena, José Juan o Marcos y ya con César como entrenador. En su regreso a la categoría de plata, Murcia fue pieza clave en el esquema de un Hércules que en pocos años se convertiría en uno de los equipos de moda del fútbol español.
Tras 150 partidos oficiales a sus espaldas, abandonó la entidad herculana al término de la 72-73 para marcharse al Almería y luego al Eldense; después continuaría una larga carrera por Tercera y Segunda B en el Ibiza, donde se retiraría. En las islas se quedó a vivir un tiempo y regentó una zapatería. En su regreso a Alicante trabajó en la banca y dirigió al juvenil y el Promesas del Hércules. Manolo Murcia se casó con una mujer de Aigües y allí vivió hasta este viernes, cuando sus familiares confirmaron su muerte repentina a sus 80 años.
Este sábado a partir de las 12.30 horas tendrá lugar la misa en la parroquia de Aigües.
Marzo de 1969, el Hércules de Ortega busca a la desesperada salir del barrizal de la Tercera División. Enfrente el Albacete, también bien clasificado. El conjunto manchego, que juega en casa, se adelanta en el marcador, pero los alicantinos voltearán el marcador con goles de Araújo y Matas. En una de ésas, el árbitro expulsa a un fubolista local por una patada, luego a otro. La grada se cabrea, salta al terreno de juego y se desata un caos en el que poco tiene que ver el Hércules. Saltan las fuerzas públicas, un enajenado le mete un banquetazo a Parreño, el portero suplente del Hércules, que cae al suelo. El árbitro, envalentonado, se encara con varios hinchas. Cuando uno de ellos se dispone a agredirlo, los herculanos Murcia y Escribano se interponen en el camino y salvan a un colegiado que, acto seguido, lanza improperios a los agentes de la autoridad. Por ello será llevado a la comisaría y puesto a disposición judicial. Pero ésa es otra historia.
Murcia, uno de los jugadores que se jugaron el tipo por salvar al árbitro, era el defensa central de aquel Hércules de finales de los sesenta. Un zaguero expeditivo, como todos en la época, máxime en aquella categoría en la que cayó el club alicantino, pero todo corazón. Manolo Murcia Ibáñez nació en 1944 en Alicante, comenzó a jugar en el equipo de Benalúa, bajo el amparo de la parroquia del barrio, como tantos otros chavales. Ya de joven pasaría al Hércules, al que llamó la atención por su fuerza como extremo, pero en seguida le fueron retrasando la posición hasta convertise en un firme valor como lateral y central.
En la 64-65 debutó con el primer equipo blanquiazul y los dos años siguientes se curtió en el Alicante. Regresó al Hércules para la 67-68 aunque cuando más jugó fue en las dos temporadas de Tercera (68-69 y 69-70). Indiscutible entonces en el centro de la retaguardia, fue titular en el ansiado ascenso a Segunda celebrado en El Sadar navarro, rodeado de jugadores como Humberto, Balbuena, José Juan o Marcos y ya con César como entrenador. En su regreso a la categoría de plata, Murcia fue pieza clave en el esquema de un Hércules que en pocos años se convertiría en uno de los equipos de moda del fútbol español.
Tras 150 partidos oficiales a sus espaldas, abandonó la entidad herculana al término de la 72-73 para marcharse al Almería y luego al Eldense; después continuaría una larga carrera por Tercera y Segunda B en el Ibiza, donde se retiraría. En las islas se quedó a vivir un tiempo y regentó una zapatería. En su regreso a Alicante trabajó en la banca y dirigió al juvenil y el Promesas del Hércules. Manolo Murcia se casó con una mujer de Aigües y allí vivió hasta este viernes, cuando sus familiares confirmaron su muerte repentina a sus 80 años.
Este sábado a partir de las 12.30 horas tendrá lugar la misa en la parroquia de Aigües.
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