Cada vez quedan menos. En Alicante, sin tregua y sin pausa, van desapareciendo edificios históricos. Uno tras otro, edificios que hacían reconocible la ciudad, se van esfumando y solo queda el recuerdo.

El próximo en caer en el agujero puede ser el Asilo de Benalúa. La primera piedra se colocó en 1886 y hasta el año 1987 estuvo en funcionamiento acogiendo a personas sin recursos. En ese año se marcharon las Hermanitas de los Pobres, y el Obispado con dinero de todos, instituciones y particulares, adquirió el asilo a los herederos del marqués de Benalúa. En estas circunstancias la pregunta pertinente es ¿de quién es el Asilo de Benalúa?

La pregunta es pertinente porque ahora el Obispado, para hacer caja, lo ha vendido a IMED, empresa que proyecta transformarlo en un hospital privado.

Más preguntas. Un título de propiedad ¿legitima para enajenar el Asilo como quien, sin ningún aprecio, malbarata una herencia recibida?, ¿un título de propiedad faculta para triturar el legado sentimental, histórico y arquitectónico que representa el Asilo para la ciudad de Alicante?

La Asociación de Vecinos de Benalúa El Templete viene haciéndose eco de las voces de decenas de colectivos, instituciones y miles de personas que claman para que se preserve, rescate y se dé nueva vida (centro de día, centro sociocultural) a esta pieza de incalculable valor del patrimonio alicantino.
Un aviso: no tiraremos la toalla.

Y dos recordatorios: Al ayuntamiento le corresponde dar el primer paso y le recordamos que «qui vol fer una cosa busca la manera de fer-la, qui no la vol fer troba mil excuses». Al Obispado: el reino de Cristo no es de este mundo, pero por lo visto algunos miembros de la jerarquía de la Iglesia sí que lo son.

Fuente: Periodico Informacion