Un telón de silencio envuelve el asilo de Benalúa; alguien ha decretado que sea tabú. Se ha solicitado que sea declarado Bien Inmueble de Relevancia Local, pero el Ayuntamiento lleva casi dos años haciéndose el remolón.

En Alicante van desapareciendo edificios históricos víctimas de ínfulas modernizadoras... y de la especulación. Y existe el temor de que la piqueta esté esperando el momento propicio para abalanzarse sobre el asilo: un día, al amanecer, encontraremos una montaña de escombros; y ya será irreversible, será el tiempo de las lamentaciones.

Hay que impedir que eso suceda. No solo por nostalgia, por conservar testimonios de otros tiempos. Por encima de todo están las personas.

Las instalaciones del antiguo asilo deberían estar a disposición de los ciudadanos. Sin esperar a grandes inversiones se pueden ir rehabilitando y abriendo algunas dependencias: un centro de día que ofrezca atención profesional a las personas mayores que ahora están recluidas en sus casas; un centro social para dinamizar la vida cultural y asociativa; un espacio para la biblioteca del barrio (ahora alojada en unos bajos alquilados); salas para charlas, conferencias, representaciones...

Es urgente escoger: escombros o servicios para la ciudadanía. Que la crisis sirva para no repetir errores.

Fuente: Periodico Informacion