ALFREDO ARACIL/ ALICANTE

Cómo se siente cuando los alicantinos, sus paisanos, le llaman para actuar?

–La verdad es que no tengo palabras para responder. Muy feliz. Esa es la realidad. Quiero aclarar que nunca he dejado de trabajar. Lo que ocurre es que ya no hago bolos largos y continuados.

–¿Solamente le buscan cuando llegan estas fechas de Hogueras?

–No. Ni mucho menos. Es todo el año. También es cierto que prefiero trabajar en la capital porque me resulta más cómodo.

–¿Cuáles son las próximas actuaciones?

–En primer lugar y como fechas seguras el 23 de este mismo mes en el racò de la comisión de la hoguera del distrito de Polígono de San Blas. Y la noche del 28 de julio en el de la comisión de fiestas patronales del barrio de Los Ángeles.

–¿No es cierto que también le han buscado para actuar en alguna barraca?

–Así es. Todavía no se ha cerrado la conversación, pero estoy esperando que me llamen.

–¿Por qué dejó de cantar en salas de fiesta, teatros y otros escenarios?

–Ya lo he comentado muchas veces. Cuando mi madre se encontraba gravemente enferma dejé Palma de Mallorca a donde fui a descansar quince días, porque el trabajo en Barcelona me agotaba, llegué a Alicante y permanecí a su lado hasta que falleció. Habían transcurrido cuatro años y ya no me hice el ánimo de volver enfrentarme al público desde un escenario, así que me quedé.

–¿Qué es lo que más añora?

–No lo van a creer, pero mis actuaciones en Cantera de Artistas , el programa que tenía Pepe Mira Galiana en Radiocadena, donde comencé, las recuerdo con mucho cariño. De ahí salté al profesionalismo y puedo decirle que lo conseguí todo, desde trabajo, hasta respeto y dignidad, y dinero, por supuesto.

–¿Se arrepiente de la popularidad que ha conseguido la canción de La Mecedora?

–¡Por supuesto que no! Es curioso, la partitura de esa canción la compusieron para el Príncipe Gitano y no le gustó. Actuábamos juntos en Palma de Mallorca y me la ofreció. Y hasta hoy.

–¿En que momento se encuentra ahora?

–Musicalmente hablando muy bien. No dejo de ensayar ningún día. Físicamente me cuido mucho y actúo allá donde considero que vale la pena.

Fuente: Las Provincias