Jesús, María, María Magdalena, San Juan y un sayón dando de beber al crucificado con una esponja empapada en vinagre (por este pasaje se le llama Cristo de la Caña) son las cinco imágenes de gran tamaño en madera que talló el escultor alicantino Remigio Soler para la hermandad penitencial que cada Martes Santo, desde el año 1993, sale en procesión de la iglesia Nuestra Señora de Gracia.

Las tallas naturalistas, en madera de pino Suecia, se erigen sobre un majestuoso trono caoba en un conjunto de 3.000 kilos de peso, el segundo más grande de la Semana Santa alicantina tras el de la Santa Cena. Cuando empezó a participar en las procesiones, lo hacía originalmente desde la fachada exterior porque no cabía por la puerta del templo. Hace un par de años se le hizo una rectificación a los brazos de los faroles, que ahora son móviles. Esto permite cerrarlos dentro de la parroquia y enfilar por la cancela hacia la calle con todo el esplendor de sus imágenes de policromía mediterránea y abrirlos ya en el exterior, explica el hermano mayor, Miguel Brugarolas.

La escena que se representa en este conjunto de escultura alicantina toma su nombre del paisaje bíblico de la Buena Madre al Pie de la Cruz Junto a su Hijo Sediento: Stabat Mater Lacrimosa en su voz latina. Lleva una ornamentación floral modernista, con un colorido espectacular que armoniza con el conjunto de las imágenes, para darle un toque fresco y juvenil. Un adorno lejos de los arreglos clásicos que en la, hermandad entienden que no combinan bien con el arte de Remigio Soler, escultor que dejó su sello personal hasta en los faroles, de gran tamaño y hierro forjado con un diseño particular. También en las tallas de madera policromada y «estofada», es decir, los adornos y ornamentos que dan forma a los mantos de unas imágenes que no son de vestir.

Pedro Sellés, de Flor y Fulles, se encarga de la composición floral desde los orígenes de Stabat Mater.

La hermandad tiene su sede en el colegio Maristas, en cuyo seno surgió en 1992 aunque la primera salida procesional fue al año siguiente tras encargar el paso de misterio que se buscaba. Participan 650 nazarenos, muchos del colectivo colegial, padres, profesores y alumnos, de ahí.su carácter juvenil.

El paso es portado por unos 150 antiguos alumnos y de los últimos cursos del centro, chicos y chicas, que, por estatutos, tienen «el honor y privilegio de salir de costalero llevando el paso». Desfilan en el cortejo hermanos de luz, niños desde 12 años y adultos portando hachones con velas; y hermanos de fila de 5 a 11 años con la cara descubierta El luto lo ponen las numerosas damas de mantilla.

La hermandad tiene su propia banda de música, el Cristo de la Caña, formada por niños del colegio, de 11 a 16 años. Incorporaron los tambores en 2003 y las cometas
en 2007. Stabat Mater quería colaborar con el mandato evangélico en favor de las personas desfavorecidas, de ahí que su obra social reconozca acciones como las de Casa Oberta, que trabaja con jóvenes en riesgo de exclusión social una vez que son mayores de edad.

Fuente: Periodico Informacion