Ahora no toca. Estamos en fiestas. Además, los que marcan la agenda y fabrican la actualidad suelen escamotear lo importante, las personas y sus necesidades; siempre hay a mano algún «evento» urgente que pasa por delante.
El caso de Eusebia en Colonia Requena (INFORMACIÓN, 8/6/2019) no es un caso aislado. Los episodios de marginación van en aumento; son personas a las que ha maltratado la lotería biológica y social. Los vientos han arrastrado su barca hacia zonas de escollos, les han dejado sin amarres sociales y navegan a la deriva.
Casi cada día nos llega la noticia de alguna persona que ha aparecido muerta en su casa «por causas naturales». En su entorno nadie se había percatado de su ausencia.

Los técnicos de los servicios sociales de los diferentes escalones de la Administración saben perfectamente cómo se generan estas situaciones. Saben estos técnicos que, en muchas ocasiones, las decisiones políticas les condenan a actuar como meros apagafuegos. Saben que se necesitan espacios públicos de convivencia, abiertos a todas las edades, para que las personas puedan cuidar y cultivar las relaciones sociales. Estos espacios son auténticos antídotos contra la soledad que es la puerta que conduce a deterioros mentales y físicos graves.

En Benalúa, el antiguo Asilo podría cumplir esta y otras funciones sociales. Para el Obispado, titular de la propiedad, el asilo es solamente un activo económico. Debería escuchar al Papa y aplicar aquí lo que Francisco pide para Lourdes: que recupere su dimensión más espiritual y abandone su deriva empresarial. El Ayuntamiento y la Generalitat también tienen mucho que decir para salir al paso de este goteo insoportable, pero no encuentran el momento. ¡Cuántas grietas!

Fuente: Periodico Informacion