Mi nombre es Beatriz y soy dama de mantilla del Cristo de la Paz. Desde pequeña, cuando veía la procesión de Benalúa de la mano de mi madre, me llamaban la atención esas damas de negro, sus velas encendidas alumbrando, serias, formales, el rosario balanceándose a su paso ...

Cada año pensaba que algún día yo también ocuparía un hueco en esas filas, me emocíonaba y me causaba un gran respeto ese acto solemne. En 2008 un domingo en la placeta entablé conversación con una señora y ella salía de dama de mantilla. Muy amablemente me explicó donde debía dirigirme; hice lo que me recomendó y en una semana todo listo. Son diez años acompañando al Señor de Benalúa y siempre las mismas sensaciones, una mezcla de nervios para que todo salga bien, alegría al ver los tronos con sus flores preparados, tristeza al saber que algún ser querido no va a estar, orgullo al ver las caras de los hermanos cofrades. Todos a una, un sinfín de emociones.

Fuente: Informacion