El Carnaval dijo adiós con la incineración ayer de la Sardina después de algo más de una semana de actividades lúdicas y festivas. El tradicional pez que cada año simboliza el comienzo de la Cuaresma, de la abstinencia de la carne y del recatamiento tras los excesos carnavaleros llegó a su fin en la hoguera que este año se encendió en la plaza del Ayuntamiento. Se trata de un nuevo emplazamiento desde que la plaza del Carmen, donde se ha desarrollado este acto en los últimos años, fuera remodelada.

Las peñas del Carnaval son las responsables cada ejercicio de elaborar la representación de la sardina y también redactan las jaculatorias y ora pro nobis que los fieles a este acto repiten durante el velatorio que este año partió de la plaza de Calvo Sotelo.

La vestimenta negra y de riguroso luto contrasta habitualmente con los estrambóticos sombreros o la estética drag queen de algunas personas, que a pesar de ello, también acuden vestidas de luto para llorarle al pez.

Como cada año, es el acto más irreverente y uno de los más fieles al espíritu del Carnaval de cuantos se desarrollan a lo largo de estos días.

Y mientras unos lloraban por el fin de los días de excesos y desenfrenos, la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías daba en la parroquia San Juan Bautista de Benalúa el pistoletazo de salida a los actos de Semana Santa con la imposición de la ceniza y la misa oficial.

Fuente: La Verdad